La tentación es algo a lo que todos los seres humanos nos enfrentamos, y en la batalla contra ella sólo existen dos resultados; salimos victoriosos o perdemos. Sé que la tentación resulta difícil de vencer si no se cuenta con el arma adecuada para hacerlo, y también que es muy fácil perder la batalla por la misma razón.
«No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.»
1 Cor. 10:13
Las Escrituras mencionan que siempre podemos poner resistencia frente a las tentaciones que vengan a nosotros, y que invariablemente tendremos alguna salida también. Esto me ofrece esperanza y me permite ver que nadie es inmune a la tentación y que todos en diferentes maneras estamos librando batallas a diario por guardarnos en integridad y sin nada que obstaculice nuestra relación con Dios. De hecho, la Palabra nos dice que Jesús también fue tentado, que salió victorioso y que nos entiende. Jesús no nos pide nada que él mismo no haya logrado. Miremos como Jesús venció la tentación en el desierto y aprendamos que no hay tentación que no podamos vencer si estamos preparados y ante todo bien nutridos con la Palabra de Dios.
» Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.» Heb. 4:15
En Mateo 4.1-11 encontramos la famosa historia en la que Jesús fue tentado por satanás en el desierto. Ante cada una de las tentaciones que satanás presentaba a Jesús, Él siempre responde «Escrito está…» ¿No creen que si Jesús respondió así, nosotros mismos no deberíamos hacerlo? Creo que cualquier esfuerzo nuestro sin la guía del Espíritu Santo cruzando por la constante lectura y estudio de la Biblia sería inútil, Jesús citó exactamente la Palabra sin titubeo alguno.
No hay otra arma contra la tentación excepto “… la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”(Efe. 6:17). Esto me lleva a preguntar ¿De que estás llenando tu mente? ¿De programas televisivos, series, música, youtubers e influencers que te llenan de deseos vacíos y pecaminosos? Cuando llenamos nuestra mente de cualquier contenido estamos abiertos a que satanás use esto para atacarnos, pero cuando nos llenamos de la Palabra de Dios el interés por las lujurias de este mundo disminuirá.
No bajemos la guardia, estemos siempre constantes en la lectura de la Palabra de Dios y la oración, ya que satanás «…anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar.» (1. Pedro 5:8). La invitación que quiero hacerte hoy es a leer y meditar en la Palabra de Dios constantemente y también a examinar, evaluar y tomar decisiones respecto al tipo de contenidos que consumes. Oro para que Dios coloque en ti el deseo de leer más su Palabra y cierro con Romanos 12:2:
«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.»