Acabo de llegar a casa y desde que venía en el autobús tenía unas ganas casi incontrolables de venir a escribir este post para Dios, ustedes y para mí; Para Dios porque quiero glorificar su nombre una vez más, para ustedes porque pienso que lo que me sucedió puede ser edificante para alguien y para mí porque cuando leo lo que escribo yo mismo soy edificado.
Palabras más palabras menos, ¡Me robaron la moto!, ¿Cuándo? Ayer, ¿Cómo? La dejé estacionada por primera vez frente a mi casa durante unos minutos mientras entraba y salía para hacer unas diligencias y en ese lapso de tiempo rompieron el switch de seguridad y se la llevaron, lo curioso del asunto fue que mi hermana instantes antes de que un vecino llegará a avisarnos del hurto salió por la ventana para ver la moto y ahí estaba, ¿Vi a los ladrones? No, ¿Cómo reaccione? Hice silencio, ¿Lloré, maldecí o renegué? Increíblemente no, ¿Y entonces? Pues por eso estoy escribiendo este post, para contarles este testimonio recién salidito del horno.
¿Testimonio? Ósea, ¿Entonces recuperaste la moto? No, ¿Cuál es acaso el testimonio? Que la paz del Señor que sobrepasa todo entendimiento (Incluso el mío como víctima), guarda mi corazón y mis pensamientos en Cristo Jesús. (Fil 4:7)
En una situación como estás la reacción más “normal” que uno se podría esperar es angustia, preocupación, rabia, dolor, hasta proferir palabras de maldición sobre los amigos de lo ajeno y muchas cosas más, de hecho, años atrás esa era mi reacción, pero sorprendemente esta vez no ha sido así y eso que no estamos hablando de cualquier perdida, mi moto como las muchas cosas que cada uno de nosotros tenemos tuvo un costo, un precio que pagué, fue el fruto de mi trabajo, era mi medio de transporte y en gran parte mi herramienta de trabajo; Soy consciente que la necesito, pero no es algo que no se pueda solucionar.
Ahora, en mi reacción de hacer silencio ¿Qué estaba pensando? Pues les cuento que a mi mente venia palabra de Dios, venían gran parte de esos versículos que he publicado en mis redes sociales, “Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos” 1 Tim 6:7, “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” Col 3:2, venían también frases y pensamientos respecto al materialismo y la eternidad y ¿Saben? Estaba tan tranquilo que hasta mi padre me dijo: ”¿Y entonces no vas a reaccionar?” (Me da risa recordarlo), y quiero aprovechar para agradecer a Dios por mi familia y a mi familia por estar conmigo brindándome amor y apoyo. Y al finalizar el día vino a mi la palabra que se encuentra en Santiago, y no se imagina lo real que la sentía en mi vida:
«Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse.» Santiago 1:2-3 NTV
Y ya para no extenderme más, pues hoy tuve que usar transporte público, obviamente lleve conmigo un excelente libro, me leí unos cuantos capítulos en el camino y luego abrí la aplicación de la Biblia en mi teléfono, empecé la lectura que correspondía para hoy ya que inicie un plan para leerla en todo el año, y me encuentro con esta palabra, que ya he leído, pero que no recordaba:
“No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” Mateo 6:19-34
No se imaginan como me empezó a palpitar el corazón, porque yo estaba metido en la historia de que Jesús le estaba hablando a las personas en el Sermón del monte, y fue como si Jesús me dijera también, “Rodney, tu tesoro está en el cielo”, justo cuando leí eso la paz que venía sintiendo se avivo y fue cuando dije ‘tengo que compartirlo’, con esto, hoy quiero animarte a estrechar tu relación con Jesús, a orar más, pero también a seguir cultivando la lectura de la Palabra porque mira como es de viva y eficaz en cualquier circunstancia de la vida, sin más que decir les envío un abrazo grande. ¡Muchas bendiciones!